Fue lindo volver a la ruta después de aquel mes y medio en
Santa Fe, en la posada Le Petit Jardin de nuestros ahora amigos Audrey y Cyril.
Se hacía sentir la necesidad de la vida viajera, nómada que tanto nos gusta,
cambiar de paisaje todos los días, tener vecinos nuevos a diario. Uno de los
tantos trabajos en los que Cyril dedicó su tiempo fue en ayudarnos a que la
camita de lamas fuera 20 cm más grande y así dormir felices con el Larguito
bien estirado… así que a pesar de dejar seres queridos en nuestra partida no
fue costoso seguir camino.
A medida que nos fuimos alejando de la costa la gente empezó a ser más amable aún
que hasta entonces. Además la sensación de inseguridad iba desapareciendo y
dormir en Lamaslinda resulto algo más sencillo de hacer en estaciones de
servicio, plazas o en la misma calle… cosa muy complicada hasta entonces en el
país.
Cruzamos el Orinoco y entramos a la Gran Sabana, maravillas de la Naturaleza si
las hay, en un camino de paisajes extensos e increíblemente intactos. Según nos
dijeron, allí solo pueden habitar los aborígenes de la zona y son ellos los
encargados de cuidar los atractivos turísticos de la región, evitando de esta
manera la sobrepoblación de hoteles o extranjeros construyendo sus mansiones
donde les place. Son muchos y hermosos los saltos (cascadas) y ríos que se
encuentran a lo largo de la ruta y que pudimos visitar.
Estamos a pasos de pisar territorio brasilero, en Santa Elena de Uairen un
pueblo pegadito a la frontera pero al contrario de lo que siempre pasa con los
lugares fronterizos, este es un lugar tranquilo, con poco de aquella Venezuela
que transitamos hace dos meses y alguna semana, con algo de Brasil, con aire
puro…el aire de la Gran Sabana. Lo único malo que podríamos decir de Santa
Elena y la zona (si es que hay algo malo por decir) es que aquí abundan los
“Puri Puri” y que sus picaduras no son nada agradables. Pequeñísimos insectos
de la calaña de los mosquitos que van dejando sus huellas color rojo en las
piernas y brazos de todos los turistas y su picazón por varios días más…
Llegamos aquí con el objetivo de pintar nuestro mural y
elegimos el lugar definitivamente muy bien. Las cosas siguieron un curso casi
mágico, algo que a esta altura debería parecernos cotidiano pero nunca deja de
sorprendernos. Parqueamos la camioneta en el lugar exacto para que la mujer
exacta se acercara a hablar con nosotros y de ahí en más todo sucediese de
maravillas Carmen, la mujer que nos abrió las puertas a todo lo que fue
ocurriendo, nos acompañó de inmediato a la Fundación del Niño, donde ella
también trabaja ya que es la profesora de plástica de los niños. Y en un par de
días comenzamos nuestra actividad.
En medio de noticias que iban llegando de los revuelos en el resto del país
(porque Santa Elena realmente vive a otro ritmo, pueblo Venezolano pero de
cierto modo aislado), la cosa se ponía candente y la paz no parecía reinar en
las demás ciudades, mientras nosotros decidimos presentarnos a los chicos (de
varias edades desde 6 a 11) y contarles nuestro sueño de viajar, como lo
llevamos a cabo a pesar de los miedos, todos los sueños que aún tenemos y como
el pintar es para nosotros una manera de soñar, de ser libres.
Turno mañana y tarde, ambos grupos resultaron tímidos al principio pero se
despidieron con abrazos impulsivos, sorpresivos y duraderos, con sonrisas profundas.
Les costó mucho dibujar en el papel sus sueños, les costó “no salirse de la
línea”, no mirar lo que hacía el compañerito de al lado y repetirlo, usar
colores, aflojarse… pero… unos más otros menos, todos lo lograron poquito a
poco!
La segunda cita se dio días después. Los volvimos a encontrar y les presentamos
el mural que íbamos a pintar juntos. Con
la base de colores ya dada, colores que no fueron pensados, colores que “fueron
los que habían” porque la reserva de pinturas se nos está acabando y en Santa
Elena no es tarea sencilla encontrar de todo.
Cada línea o puntito de color nos llenaba más el pecho de emoción y al terminar
el día mirábamos el mural lleno de sueños, lleno de colores, lleno de amor…
amor que desde ese día nos llevamos con nosotros. No solo compartimos el pintar
los sueños en una pared que les quedara por largo tiempo, también los chicos
jugaron al futbol, anduvieron en nuestra querida bicicleta y hasta algunos se
volvieron amantes del mate! Ese día Venezuela para nosotros terminó de llenarse
de colores y aprendimos muchísimo de todo lo compartido.
Sin embargo había otra Venezuela, hay otra Venezuela. Una Venezuela que sufre un momento crítico y
que no está ni cerca de teñirse de colores.
Es muy difícil para nosotros poder dar una opinión positiva o negativa de este
país, porque fue muy difícil entenderlo. Porque para colmo, cuando intentamos
leer para sumar conocimientos a lo que aprendemos estando en el país y con su
gente, ya no sabemos en qué creer o, ya sabemos que no hay que confiar en
ninguna información a ciencia exacta. Y
cuando hablamos con la gente encontramos opiniones extremas a favor y en contra
con muy pocos capaces de reconocer lo bueno y lo malo de propios y ajenos.
Como nos dijo un amigo, en este país TODO puede pasar: todo de lo mejor y todo
de lo peor. La disparidad disparatada entre el dólar oficial y el paralelo
rompe con toda lógica especulativa, siendo q el primero cuesta 7 bolívares y el
segundo (hoy en día) a 85! Por supuesto que el que tiene dólares vive de
fiesta, pero como se hace para fijar precios cuando el gobierno habla con
números tan alejados de la realidad?
Como se explica que 20 litros de agua cuesten 30 bs. y 20 litros de
gasolina 1,5bs en un país donde ambos líquidos abundan?
Entonces, para quien viaja de afuera puede resultar un paraíso de compras
porque trayendo dólares o euros el dinero rinde y mucho. Se puede almorzar por
un dólar y encontrar productos insólitamente económicos. Pero el venezolano que
se las ve luchando día a día no encuentra tantos paraísos. Unos reman y reman,
día tras día. Otros se llevan mucho de arriba; muchos derrochan y no tienen la
cultura de cuidar lo que se les da.
Antes de entrar a Venezuela pensábamos en encontrar un pueblo
dividido, la clase media-alta y alta del lado opositor y la clase media-baja y
baja con el oficialismo. Sin embargo nos sorprendimos a diario encontrando
gente humilde y trabajadora harta de tanto manoseo, corrupción y
despreocupación por parte de los políticos. Cuando alguien te habla de política
lo hace con cautela, porque en el país hay dos grupos, grandes, los dos pisan fuerte pero ninguno acepta la
opinión del otro. Hablan “desde que el difunto tal o cual cosa” o “el diablo
tal o cual otra” en un tono bajito, con frases inconclusas…sin nombrar a uno u
otro, opinando sin comprometerse mucho. El pueblo está dividido y desde la
muerte del comandante hace casi un año parece como si el país hubiese quedado
tambaleando.
Pero no podemos decir que la culpa es de uno solo, la culpa
la tienen todos: gobierno, oposición y pueblo. Trataremos de dar unos ejemplos:
El gobierno tiene planes sociales muy buenos, pero muy mal
implementados ya que lo que falta es presencia y control estatal. Por ejemplo
existe la posibilidad de hacerte de tierras y de dinero para que cultives y
vendas el producto, dos veces al año uno tiene que demostrar cómo ha cultivado
la tierra, que provecho le saco. Sin embargo se entrega la tierra, se entrega
el préstamo y nunca más nadie pasa a corroborar la utilización de la tierra. La
gente ocupa esa tierra y gasta el préstamo, sin cultivar un metro. El gobierno
decide entonces no dar dinero sino vales canjeables por material para laborar
la tierra, y deja esos productos en manos de determinadas personas, en
galpones. Los que tienen la tierra van a los galpones con los vales de, por
ejemplo 500.000 bolívares pero en vez de canjearlos por mercadería se lo venden
a la persona que tiene la mercancía por 200.000 bs y se llevan ese dinero a su
casa y siguen sin cultivar. El que tiene los vales y la mercadería lleva los
vales al gobierno y los canjea por el dinero, quedándose con 300.000 de
ganancia y la mercancía. Entonces nadie hace lo que tiene que hacer, el
gobierno no controla, el encargado de canjear los vales por mercadería piensa
en su propio negocio y el encargado de cultivar la tierra no cumple con su
parte del trato, viviendo de arriba. Pero eso sí, TODOS se quejan.
Hay escases de productos, acá se vive “a lo Venezolano”
haciendo largas filas (ellos mismos se
llaman con resignación: el país de las filas para todo), acostumbrados “al no
tener” (hoy en día leche, azúcar, harina, gas, papel higiénico)… y cuando hay:
a hacer filas… largas, laaaaaaargas colas, hora tras hora y con paciencia… aunque:
si se acabó se acabó (ojo que acá también hay truco y ventaja y amiguismo).
Viviendo como algo cotidiano el ir a hacer compras y poder llevar solo una o dos
unidades de este producto (si es que hay, claro). Aceptando la palabra
corrupción como cosas normales y cotidianas.
Desde la policía, que se maneja a sus anchas, sin escrúpulos en nada; hasta una
señora que por estar mejor acomodada se lleva grandes cantidades de papel higiénico
para revender al precio que quiere, mientras muchos no tienen ni un rollo en casa
hace días o semanas o…). Un profesor en la facu me dijo una vez que los políticos
son el reflejo de la sociedad que representan, o de donde salen acaso nuestros
diputados, senadores, presidentes? La culpa es de todos.
Este país puede darse el lujo de pagar todo lo que tenga
ganas con el petróleo que posee, que es incontable; tiene tanto que puede
regalar combustible a otros países. Sin embargo la escases de inversión en
infraestructura en la propia Venezuela asombra, no se generan nuevos puestos de
trabajo, sino que se subsidian los alimentos, el combustible, el gas, la luz
(el aire acondicionado funciona 24 hs al dia, lo usan hasta para secar la ropa!);
entonces son cada vez más los que no trabajan o apenas trabajan y viven de
subsidios. No vemos mal el subsidio de los servicios para abaratar el costo de
vida, pero si no se le enseña a la gente a trabajar nunca van a poder valerse
por sí mismos. Qué país funciona sin trabajo? Y no hablamos de vivir para
trabajar, encerrados en actividades que detestan, esclavizados.
Es verdad que el oro negro está beneficiando a TODA la
sociedad venezolana mientras que 15 años atrás beneficiaba solo a un 8% del
país, pero lo está haciendo de mala manera, con regalos en vez de fuentes de
trabajo, perdiendo generaciones enteras.
La oposición lejos está de ser una salida o una respuesta a
estos problemas con los que hoy se enfrenta el pueblo venezolano, sino que es uno
de los principales causantes de esta situación, jugando sucio a escondidas
haciendo cuasi imposible la tarea de gobernar, generando guerra económica desde
las sombras y bajo el ala de los (cuando no) EE.UU, que invierte millones y
millones en campañas de desprestigio, armando al pueblo para enfrentarlo con el
pueblo, generando discordia entre hermanos para ya todos sabemos que…
Los empresarios reciben dólares del gobierno a pecio oficial
para comprar productos, pero después quieren vender esos productos al precio que marca el dolar paralelo para hacer un negoción y como el estado no lo permite cierran las
puertas de sus comercios y venden por atrás, ilegalmente y al precio que se les
canta, generando así desabastecimiento, crisis y enojo popular. No es mentira
que se encuentran galpones llenos de comida o cemento, y no son precisamente
oficialistas los dueños de esos galpones.
Creemos que 15 años es poco tiempo para que un país que
ignoraba a más del 90% de su pueblo pueda organizarse para que todos estén
incluidos, pero desde nuestro humilde punto de vista no vemos que el modo en
que se están haciendo las cosas sea el correcto. Creemos en la igualdad del
hombre, de sus posibilidades, derechos y obligaciones, y pretendemos que así
sea, pero sobre bases de educación, trabajo y respeto mutuo. Estamos
absolutamente en contra del sistema capitalista que somete al que menos tiene
en manos del que más, haciendo cada vez más gente con menos y menos gente con
todo, y no queremos que ese sistema se implante en ningún país, por ello es
importante abrir los ojos y ser críticos, mostrar las falencias y virtudes para
aprender y mejorar.
Deseamos lo mejor para el pueblo de Venezuela, para TODO el
pueblo, soñamos con la inclusión de cada pobre, aborigen y marginado como así
lo soñó Chávez, soñamos con educación y salud de calidad al alcance de todos,
(como ocurre en Cuba a pesar de que mucha gente piense en Cuba como lo peor que
le pueda pasar a un país). Soñamos con la continuidad de las ideas en el poder
y NO así de las personas (llámese Castro, Kirchner o Chavez, Mongo Aurelio, Abú
Dubai, Ukelele o Bush), deseamos que Maduro pueda terminar como corresponde su
mandato ganado democráticamente en elecciones y soñamos con que el futuro
presidente elija continuar con el modelo integrador e igualitario y no que
destruya todo lo construido hasta entonces.
Soñamos que todos estos deseos se apliquen en cada país del
mundo, total… soñar no cuesta nada!