Como hacer para abarcar de manera satisfactoria, en unos
cuantos párrafos, tantos meses transcurridos, tantos acontecimientos sucedidos,
tantos momentos inolvidables, tantas personas únicas y tantos lugares y
experiencias increíbles? No lo sabemos, por lo que directamente nos sentamos a
escribir para contarles que estamos bien, muy bien!
Les escribimos desde
Salvador, Bahía, desde la casa de Jamile y su familia (increíbles personas) con la que celebraremos una navidad bien brasilera! Hace unos dias dejamos nuestra pequeña casita en el Morro do Sao Paulo, Bahia, tan pequeña como
nuestra combi a la cual no veíamos desde hace mas de un mes ya que el Morro es
una isla a la que no se puede acceder en auto .En apenas cuatro días nos reencontraremos con algunos de nuestros familiares que nos
vistaran para festejar juntos año nuevo, Reveliao.
Hace ya 9 meses que empezó
nuestra aventura por Brasil y tantas cosas vivimos que solo podremos nombrar
algunas, dejando el jugo de cada una para un futuro encuentro, mate de por
medio. Y qué no decir de este bello y gigante país, bien latinoamericano a
pesar de la diferencia idiomática, con un pueblo super receptivo y alegre que
siempre nos trató como hermanos (a excepción de los días en que la selección
argentina jugaba la copa, claro está).
Aquellas travesía por el Rio Amazonas, de 4 o 5 noches
navegando sus aguas, admirando su vegetación, su inmensidad, su fuerza, sus
atardeceres, sus habitantes de las orillas no parece haber ocurrido casi un año atrás. Tantos días y km en la ruta, al
paso lento pero implacable de nuestra combi que se sintió en su casa desde el
primer momento, llevándonos de playa en playa, de estado en estado, pueblo a
pueblo haciéndonos conocer paisajes incomparables como los Lencois Maranhenses,
dunas que se suceden unas tras otras por km hasta llegar al mar, formando entre
ellas lagunas verdes y azules que hacen del lugar un paisaje único.
O como
Jericoacoara, pueblo rodeado de mar y dunas, con callecitas de arena por la que
solo circulan buguies y a las que Lamas pudo acceder de puro guapa que es.
Muchas alegrías nos dio este pueblo pero ninguna como la llegada de Domingo
Preto do Ceara, nuestro perrito amante de las siestas en hamaca y jugar al futbol,
enemigo declarado de los gatos y las olas, amado por todos, genio indiscutido de multitudes que se adaptó al viaje y a
nosotros como si hubiese nacido para esto.
Siempre rebozante de cultura, Brasil nos regaló conciertos
de la talla de Leninne, Edd Motta y Vanessa da Mata. Tambien nos regaló
hermosas ciudades como Olinda en Recife o Marrechal Deodoro en Alagoas; y nos regaló
también la posibilidad de pintar nuestro
mural ad honorem N°15 en Praia do Francés. Dejamos en este pequeño pueblo un
Latinoamerica de mucho amor, esa Latinoamerica de casas apiladas que albergan
gente de todo tipo y color, que lucha cada día y sale siempre a flote. Una
Latinoamerica desprolija, explosiva, mágica también… pero siempre Unida; al
menos así las soñamos y la vivimos nosotros.
Volvimos a Bahia 5 años después de habernos conocido, de
habernos enamorado, y nos encontramos más enamorados, más felices, más juntos
que nunca. La Chapada Diamantina nos acogió entre ríos, cascadas, valles,
montañas y cielos inmensos, caminatas interminables por lugares puros y llenos
de energía reconfortante y tranquila. Sin duda algo fuerte nos une a esta
región brasilera ya que 5 años atrás nos unió para siempre y hoy renueva esa
unión bendiciéndonos con un ovillito que va creciendo desde hace unos meses dentro
de Diani y que pronto sabremos si es nene o nena.